domingo, 6 de diciembre de 2009

"Nada como un pastel hecho en casa y con amor"





El deleite de comer algo hecho en casa es quizá algo del pasado para muchos de los que no tienen tiempo de cocinar en sus hogares, o los que viven solos y no se sienten motivados para hacerlo, además, a veces les sale más caro cocinar para ellos solos que para 2 o 4 comensales…bien, son muchos los motivos por los cuales se prefiere comer fuera de casa, o comprar los alimentos ya preparados.

Creo que yo soy privilegiada por el hecho de poder disfrutar de una sana comida casera, me propongo día a día disponer del tiempo necesario para cultivar esta tradición heredada de mi abuela materna y de mi padre, y finalmente poder saborear, disfrutar de estos manjares hechos con amor y de tantos postres elaborados con cariño… me encanta un trozo de torta con verdadera crema chantilly (no las de sobre ni con espesantes que tienen sabor a cualquier cosa, menos a crema), un pastel, un kuchen de manzanas o un queque hecho en casa o un pie de limón con leche condensada, merengue hecho con claras batidas, sin saborizantes ni colorantes.

La buena cocina es un arte y el que la practica sabe que el ingrediente más importante que no debe faltar en una receta es el AMOR, ese con el que se hacen las cosas, este amor se percibe al saborear un buen bocado. Cuántas veces me han comentado…”pero si yo lo preparo igual”…. “¿por qué a mi no me queda tan rico como a ti?” …entonces contesto … “es que yo lo hago con amor”
Quiero agradar con mi torta al comensal, que la disfrute profundamente, su olor, su sabor, su presentación, porque todo primero entra por la vista, bueno, a veces por el buen olor que despide un kuchen recién horneado por ejemplo, “ese exquisito aroma que me llama….”
El arte de cocinar no es para mí un hábito, cada día, cada receta es diferente una de otra, hoy le puse más canela, mañana será diferente pero igual sabrá rico.
Es de esta manera como he comenzado a ofrecer mis productos, primero a la familia, luego a los amigos y a los amigos de mis amigos…
En este mundo tan acelerado vale la pena darse un gusto rico y disfrutar de los ricos sabores, de poder compartirlos con los demás traspasando esa felicidad, ese amor con que fueron elaborados.
Y por último, ¿por qué antiguamente no existía el problema de obesidad que hoy existe? ¿Será por el cambio de hábitos, por la ingesta de tantos alimentos envasados, con tantos saborizantes, colorantes, preservantes que se consumen en la actualidad?
Igual comíamos golosinas…¿eran más sanas? … ¿más naturales?..quién sabe.

Ana María Jasme Miranda